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En 1951, la humanidad desenterró un misterioso objeto vivo llamado Ether, capaz de unirse a los metales y elegir a sus portadores. Su hallazgo dividió al mundo en dos bandos: la Alianza, que quería custodiarlo, y la Militancia, que buscaba liberarlo. La guerra que siguió devastó ciudades hasta que, años después, durante un fallido lanzamiento al espacio, el Ether explotó y se fragmentó en diez piezas llamadas Perfracciones.
Una década después de el Cataclismo, la lucha por reunir las Perfracciones impulsó una revolución tecnológica y prolongó la guerra, ahora librada no por poder o banderas, sino para resucitar al Ether.
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